Published

2020-05-01

Relaciones en tiempos de pandemia: COVID-19 y bienestar animal, ambiental y humano

DOI:

https://doi.org/10.15446/rfnam.v73n2.86957

Keywords:

Relaciones eco-sistemáticas, Crisis, Relacionamiento Humano, Relacionamiento animal (es)

Authors

  • Ariel Marcel Tarazona Morales Universidad Nacional de Colombia

Toda acción conlleva a una reacción y trae consecuencias. Bajo esta premisa, se hace importante la reflexión en tiempos de pandemia. Un pequeño virus ha logrado lo que ningún gobierno, ninguna  Iniciativa habían logrado antes: aquietarnos en nuestras casas, ralentizar la cotidianidad, guardar nuestros vehículos, reducir nuestro consumo desmedido de cosas, y así, la naturaleza en su sabiduría ha demostrado que en tan solo unos meses vuelve la vida a lugares donde hace décadas no se manifestaba, se aclaran las aguas, se limpia el aire, se retorna a un cierto equilibrio que la madre tierra sabe lograr. Un pequeño virus, el COVID-19 que ni siquiera podemos clasificar ciertamente como un organismo viviente, porque el debate sigue vigente y sin resolver, mientras tanto esos pequeños entes se mantienen en el limbo entre lo vivo y lo no vivo. El origen del COVID-19 aún se desconoce, sin embargo, muchas teorías apuntan a una cadena que incluye el consumo de carne de animales silvestres, los cuales son comercializados en mercados cuyas condiciones sanitarias y de inocuidad son bastante dudosas al igual que la procedencia de los especímenes consumidos en gran variedad de platos típicos, no solo en Wuhan China, epicentro de la pandemia, sino en la mayoría de los países en desarrollo del globo terráqueo.

Toda acción conlleva a una reacción y trae consecuencias. Bajo esta premisa, se hace importante la reflexión en tiempos de pandemia. Un pequeño virus ha logrado lo que ningún gobierno, ninguna iniciativa habían logrado antes: aquietarnos en nuestras casas, ralentizar la cotidianidad, guardar nuestros vehículos, reducir nuestro consumo desmedido de cosas, y así, la naturaleza en su sabiduría ha demostrado que en tan solo unos meses vuelve la vida a lugares donde hace décadas no se manifestaba, se aclaran las aguas, se limpia el aire, se retorna a un cierto equilibrio que la madre tierra sabe lograr. Un pequeño virus, el COVID-19 que ni siquiera podemos clasificar ciertamente como un organismo viviente, porque el debate sigue vigente y sin resolver, mientras tanto esos pequeños entes se mantienen en el limbo entre lo vivo y lo no vivo. El origen del COVID-19 aún se desconoce, sin embargo, muchas teorías apuntan a una cadena que incluye el consumo de carne de animales silvestres, los cuales son comercializados en mercados cuyas condiciones sanitarias y de inocuidad son bastante dudosas al igual que la procedencia de los especímenes consumidos en gran variedad de platos típicos, no solo en Wuhan (China), epicentro de la pandemia, sino en la mayoría de los países en desarrollo del globo terráqueo.

Pensemos por ejemplo en Colombia, aquí se consumen tortugas, armadillos, lagartos, roedores diversos, aves, peces, insectos, poniendo en riesgo no solamente la salud humana, si no también la salud de los ecosistemas al llevar al desequilibrio a poblaciones naturales cuya tasa de reproducción, o crecimiento, es menor a la de extracción por parte del ser humano; además de esto, la caza de animales silvestres usualmente conlleva también a impactos directos e indirectos sobre los ecosistemas generando así un efecto dominó que en conjunto empieza a tener efectos en escalas globales. Posiblemente el COVID-19 sea una consecuencia de muchos factores que por sí solos no tienen suficiente impacto, pero que sumados logran acumularse hasta llegar a las tragedias, como la que estamos viviendo actualmente, el calentamiento global, la contaminación, la explotación inapropiada de recursos naturales, la fragmentación de áreas naturales, el uso indiscriminado de la diversidad, entre muchos otros, están comenzando a cobrarnos factura, es momento de repensar las relaciones entre el ser humano y los factores que lo rodean.

En momentos como este, la ciencia se reivindica, todos los ojos puestos sobre los científicos y las investigaciones, con la ilusión de que muy pronto se encuentre una vacuna, un tratamiento efectivo, una forma de neutralización del virus, etc., estamos buscando una cura cuando el daño ya está hecho, sin embargo, es tiempo de pensar en las causas, y en cómo como humanidad, como comunidad nos adaptaremos a esta situación, cambiaremos paradigmas y formas de vida y por supuesto repensaremos en las formas como nos relacionamos con los animales, las plantas, los ecosistemas y los seres humanos. Ya hemos empezado, la cuarentena ha permitido la reflexión en torno a las necesidades de otros, a la importancia del autocuidado y del cuidado de los demás y por supuesto a la importancia que tienen los diferentes actores como gobernantes, centros de investigación, agricultores, el área de la salud, y tantas otras personas que sostienen y contienen la contingencia para reducir al máximo los efectos del COVID-19, no solo en la salud humana, sino también en la economía, en los patrones sociales y en todas las diversas expresiones de humanidad que se están viendo afectadas con la pandemia.

Pero volvamos al centro del objetivo de este corto escrito: las relaciones del ser humano con el entorno, concentrémonos en las relaciones con los animales, ya que ha sido el foco de atención en estos días del origen del COVID -19, pensemos por un momento todos los tipos de relaciones directas e indirectas que tenemos diariamente con los animales; al despertar nos levantamos y nos bañamos, muchos de los productos de aseo personal han sido testados en animales antes de ser comercializados, así que aquí hay una relación indirecta con los animales; nos vestimos y es probable que usemos algún cinturón de cuero, un bolso, una billetera o unos zapatos cuya materia prima proviene de un animal muerto ya sea con otros fines (consumo) o solamente por la piel (como el caso de algunos reptiles y mamíferos); después desayunamos e incluimos usualmente productos de origen animal como leche, huevos, mantequilla, yogurt, miel entre otros (aquí tenemos una responsabilidad más explícita, lo cual no implica que sea más relevante que las anteriores); seguimos nuestro día, si tenemos mascota interactuamos con ella, la sacamos a pasear o la acicalamos un poco, tenemos un vínculo afectivo con un ser vivo de una especie diferente a la nuestra, tiene nombre, tiene un espacio emocional claro en nuestras vidas y, por supuesto, para nosotros la responsabilidad para con este ser es mucho más evidente que para con otros animales. En nuestro paseo matutino con la mascota podemos escuchar algunos pájaros en los árboles del parque, a lo mejor hasta logramos ver alguno, es fauna urbana, animales silvestres que han logrado adaptarse y convivir con nosotros, pero los pájaros no son los únicos, en los parques y zonas verdes de las ciudades habitan mamíferos como ardillas y zarigüeyas, aves diversas, reptiles muchas veces dentro de las casas, anfibios y gran variedad de insectos, y otros invertebrados; así, nuestra relación indirecta con estos animales es mucha, pues nuestro hábitat se convirtió en el de ellos y la forma como lo alteramos los afecta directamente. Sigue nuestro día, trabajamos frente al computador y en el teléfono móvil y podríamos pensar que aquí no hay ninguna relación con los animales, pero estamos muy equivocados, muchos de los materiales con los cuales se fabrican los aparatos electrónicos provienen de minería, tanto legal como ilegal, la cual tiene efectos directos sobre los ecosistemas y por supuesto sobre muchas poblaciones, usualmente afecta el agua, el suelo, el aire, desplaza especies de sus territorios naturales entre otras consecuencias, que en el caso de la minería legal se intentan mitigar con diferentes estrategias de captura y reubicación de especies, ahuyentamientos o reforestación, y así, el uso de aparatos electrónicos también tiene un efecto sobre las especies vivientes del planeta. El tiempo sigue su curso, son ahora las 11 am y debemos tomarnos una pastilla, un fármaco, ¿y esto qué tiene que ver con los animales? pues todos los medicamentos que utilizamos diariamente son probados primero en animales antes de ser usados en los seres humanos, en esta fase preclínica se emplean ratones, cobayos, conejos, y hasta perros, cerdos y por supuesto monos, que son mas cercanos a nosotros. Aquí se presenta una paradoja muy interesante: queremos una vacuna contra el COVID-19 y sin embargo no aprobamos el uso de animales en los laboratorios para las pruebas requeridas, un dilema ético bastante profundo, cuyo análisis y discusión requeriría de mucho espacio en estas páginas, así que lo dejaremos para otra ocasión. Llega la hora del almuerzo, nuevamente tenemos en el menú alimentos de origen animal pero también muchos productos de origen vegetal, ah bueno, pues estos no tienen nada que ver con los animales, ¡que alivio!, ¡Error! Muchas de las plantas que consumimos diariamente dependen de los animales para la polinización y la producción de frutos, los animales más conocidos en este proceso son las abejas, sin embargo, los animales polinizadores incluyen más de 200.000 especies entre invertebrados como las abejas, moscas, escarabajos, y vertebrados como roedores, murciélagos y aves. Así, la gratitud hacia los alimentos se la debemos tanto a los agricultores que cultivan la tierra, como a los animales que participan en el proceso, además de los productores de carne, leche y huevos.

Más allá de la cotidianidad, tenemos otras relaciones con los animales, de forma más esporádica pero igualmente impactante: pensemos en que esta persona del ejemplo se va de viaje, en su recorrido por las carreteras le ofrecen en varios puntos, loros, guacamayas, titíes, perezosos, tortugas, huevos de iguana, entre otros, los niños en su inocencia solo ven un lindo peluche vivo que quisieran llevarse a casa, el padre en su ignorancia no dimensiona los efectos negativos y termina comprando el animal por un precio monetario muy bajo que no representa en lo más mínimo el costo ambiental de sacar un animal de su hábitat, pues muchas veces son arrebatados directamente de las madres, que mueren defendiendo a sus crías, aproximadamente el 90% de los animales traficados mueren durante la captura, transporte y venta, así que los animales que logran ser vendidos (ilegalmente) solamente representa el 10 % del total de la población afectada directamente, sin contar los daños colaterales por desestructuración de las poblaciones e intervenciones ecosistémicas. Este animal que es llevado a un hogar humano, usualmente enferma y muere, por problemas nutricionales y de salud, a veces es llevado a centros de rehabilitación por rescates o entregas voluntarias, sin embargo, en muchos casos ya no cumple las condiciones para ser reintroducido a su hábitat natural y termina en una colección de zoológico o en una reserva. El viaje continúa y al llegar al destino, ofrecen diversos programas turísticos que incluyen animales: exhibiciones, cabalgatas, interacciones directas, fotografías, la mayoría de las cuales no se hacen con los mínimos criterios de bienestar para los animales, los cuales sufren, enferman y mueren en condiciones deplorables, ¿todo para qué?, para ofrecer entretenimiento al ser humano. Así, son muchos y diversos los contextos en los cuales el ser humano tiene relaciones directas e indirectas con los animales y de esta forma las consecuencias recaen en todos: animales, humanos y ecosistemas, alterando la salud global, los órdenes y desórdenes naturales y la integridad de la vida sobre el planeta. Pero: ¿Somos conscientes de estas relaciones que tenemos a diario con los animales? probablemente no, y por esto la presencia del COVID-19 ha ayudado a revelar, a repensar y a interiorizar muchas de estas relaciones. Esperemos que la cuarentena y la pandemia ayuden a que seamos más conscientes de las decisiones que tomamos diariamente y cómo estas traen consecuencias directas e indirectas en la supervivencia de la vida en el planeta, ya no del ser humano solamente, sino de muchas otras especies con las cuales coexistimos y con las cuales bajo el concepto de la OMS y la OIE “Una salud-Un bienestar”, nosotros agregamos: una naturaleza.

Dado que el bienestar animal tiene directa relación con el bienestar humano, incluyendo la salud, es un tema actualmente prioritario, en Colombia cumplimos una década de adoptar el Bienestar animal dentro de los currículos de formación de la Zootecnia, a lo cual se sumó después la Medicina Veterinaria, también hemos avanzado en tema legislación por lo cual somos un país pionero en América latina en este tema y ciudades como Medellín son modelo de adopción de estrategias de bienestar en todos los niveles. Esto ha puesto a Medellín como sede del Segundo congreso latinoamericano de comportamiento y bienestar animal ISAE 2020, que inicialmente se celebraría en el mes de diciembre pero que, por la coyuntura de COVID -19, se ha postergado para 2021, esperamos que entre todos podamos hacer de este evento un espacio para la discusión de las relaciones éticas e integrales entre el ser humano y los animales en todos los aspectos: animales de granja, animales silvestres y animales de compañía, de estos últimos no hemos hablamos mucho, pero puedo decir lo siguiente: las mascotas generan vínculos emocionales fuertes con las personas con las cuales conviven; después de esta cuarentena y si llegamos a la “normalidad”, esos seres usualmente de cuatro patas quedarán nuevamente solos en casa tras un largo periodo de apego al humano, ¿qué pasará por sus mentes animales? ¿qué consecuencias negativas traerá esto para ellos?, son preguntas que deberíamos empezar a hacernos. Seguramente la pandemia y la cuarentena que se generó para mitigar su impacto, dejará un terreno óptimo para la interiorización, el análisis y la propuesta de nuevos paradigmas, que incluyen por supuesto la forma de relacionarnos con todos los seres del planeta de una forma que aseguremos el bienestar global de animales, humanos y de los ecosistemas. Los invito a repensar de forma individual y colectiva cuáles relaciones tenemos a diario con los animales, qué tipo de relación es, qué consecuencias negativas puede traer tanto para los animales como para el planeta, y finalmente, qué podemos hacer al respecto, ya sea cambiando nuestra forma de consumo, eligiendo productos con bienestar animal o que aseguren la sostenibilidad o ejerciendo presión como consumidores responsables para que se cambien las formas de producción y las relaciones con los animales tengan integridad y sean éticas. Los invito a ser parte y partícipes del ISAE 2021, necesitamos amplificar la información, aumentar la conciencia de productores, estudiantes, profesionales y cualquier persona interesada en mejorar las relaciones entre humanos y animales, necesitamos hacer masa crítica para generar realmente cambios significativos. La pandemia de COVID-19 debería generar el cambio radical de la humanidad tal y como ocurrió con la peste negra, las guerras y hambrunas del siglo XIV que contribuyeron al fin del medioevo y al inicio del renacimiento en el siglo XV. Una nueva humanidad se está gestando en esta pandemia, seamos parte del nacimiento del nuevo ser humano consciente siglo XXI.

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Tarazona Morales, A. M. (2020). Relaciones en tiempos de pandemia: COVID-19 y bienestar animal, ambiental y humano. Revista Facultad Nacional de Agronomía Medellín, 73(2). https://doi.org/10.15446/rfnam.v73n2.86957

ACM

[1]
Tarazona Morales, A.M. 2020. Relaciones en tiempos de pandemia: COVID-19 y bienestar animal, ambiental y humano. Revista Facultad Nacional de Agronomía Medellín. 73, 2 (May 2020). DOI:https://doi.org/10.15446/rfnam.v73n2.86957.

ACS

(1)
Tarazona Morales, A. M. Relaciones en tiempos de pandemia: COVID-19 y bienestar animal, ambiental y humano. Rev. Fac. Nac. Agron. Medellín 2020, 73.

ABNT

TARAZONA MORALES, A. M. Relaciones en tiempos de pandemia: COVID-19 y bienestar animal, ambiental y humano. Revista Facultad Nacional de Agronomía Medellín, [S. l.], v. 73, n. 2, 2020. DOI: 10.15446/rfnam.v73n2.86957. Disponível em: https://revistas.unal.edu.co/index.php/refame/article/view/86957. Acesso em: 17 apr. 2024.

Chicago

Tarazona Morales, Ariel Marcel. 2020. “Relaciones en tiempos de pandemia: COVID-19 y bienestar animal, ambiental y humano”. Revista Facultad Nacional De Agronomía Medellín 73 (2). https://doi.org/10.15446/rfnam.v73n2.86957.

Harvard

Tarazona Morales, A. M. (2020) “Relaciones en tiempos de pandemia: COVID-19 y bienestar animal, ambiental y humano”, Revista Facultad Nacional de Agronomía Medellín, 73(2). doi: 10.15446/rfnam.v73n2.86957.

IEEE

[1]
A. M. Tarazona Morales, “Relaciones en tiempos de pandemia: COVID-19 y bienestar animal, ambiental y humano”, Rev. Fac. Nac. Agron. Medellín, vol. 73, no. 2, May 2020.

MLA

Tarazona Morales, A. M. “Relaciones en tiempos de pandemia: COVID-19 y bienestar animal, ambiental y humano”. Revista Facultad Nacional de Agronomía Medellín, vol. 73, no. 2, May 2020, doi:10.15446/rfnam.v73n2.86957.

Turabian

Tarazona Morales, Ariel Marcel. “Relaciones en tiempos de pandemia: COVID-19 y bienestar animal, ambiental y humano”. Revista Facultad Nacional de Agronomía Medellín 73, no. 2 (May 1, 2020). Accessed April 17, 2024. https://revistas.unal.edu.co/index.php/refame/article/view/86957.

Vancouver

1.
Tarazona Morales AM. Relaciones en tiempos de pandemia: COVID-19 y bienestar animal, ambiental y humano. Rev. Fac. Nac. Agron. Medellín [Internet]. 2020 May 1 [cited 2024 Apr. 17];73(2). Available from: https://revistas.unal.edu.co/index.php/refame/article/view/86957

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